Base Bíblica: Mateo
5:1-12
Texto a memorizar: Mateo 5:3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es
el reino de los cielos.
INTRODUCCION:
A los capítulos 5 al 7 de Mateo se le conocen como “El Sermón del monte” y en
ellos se encuentra una recopilación de una serie de enseñanzas que Jesús
enseñaba constantemente a sus discípulos. (Vr. 2 . . . y abriendo su boca “les enseñaba” . . . es decir les enseñaba constantemente). En Lucas
6:20-29 se resumen estos 2 capítulos de Mateo y las demás enseñanzas están en
otro orden en los demás evangelios; Entonces concluimos diciendo que el Sermón
del monte son las leyes y obligaciones de los súbditos del Reino de los cielos.
O.T.
Empezaremos estudiando de una en una las bienaventuranzas.
1.- Vr. 3 Bienaventurados
los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
a) La
palabra bienaventurado del griego μακάριος makários: afortunado, dichoso,
glorioso, puede significar “que buena aventura” pero aquí dice: “que
buena aventura ser pobre” . . . ¿Por qué? La pobreza nos puede tocar a todos
por causa de pereza, mala administración, enfermedad, muerte abuso de los
poderosos, etc. Pero la escritura da esperanza al pobre. Sal. 9:18; 35:10;
68:10; 72:4; 107:41; 132:15.
b) La
palabra pobre en hebreo tiene significados diferentes.
Ø
Pobre era aquel
sin influencia o poder, por tanto era víctima de las leyes injustas, de los
ricos y poderosos, de los que ostentan el poder para su propio beneficio.
Ø
Pobre en el sentido
de carencia de bienes de este mundo.
Ø
Pobre también describe
a las personas que, por no tener nada en la tierra, han puesto su total y
absoluta confianza en Dios.
c) De esta
última pobreza habla aquí la biblia, Pobres en espíritu, es decir: aquel que
vive de rodillas, humillado ante Dios para recibir la bendición diaria para
subsistir.
CONCLUCION:
Cuando una persona llega a este nivel de humildad ante Dios es bienaventurado.
APLICACIÓN: no debemos llegar a Dios creyéndonos
merecedores de sus bendiciones por nuestras buenas obras o comportamientos; Ni
tampoco podemos llegar a Dios creyéndonos merecedores por nuestra religiosidad
o devociones. A Dios debemos llegar en humildad, reconociéndolo como
sustentador de nuestras vidas, debemos llegar a El rogando y suplicando con gran angustia como
si fuera nuestra última oportunidad de subsistir y lo es.
Salmo 34:6 este
pobre clamo y le oyó Jehová y lo libro de todas sus angustias.
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