Pasaje bíblico:
Éxo 15:26 y dijo: Si oyeres atentamente la voz de
Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus
mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que
envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.
Objetivos:
·
invitar personas
que no conocen al señor, para que por medio de las sanidades y milagros, tengan
testimonio de su existencia y lo puedan hacer el Señor de sus vidas.
·
Hacer la voluntad
de Dios, que es sanar a todo aquel que este enfermo.
·
Motivar a los líderes
para que incrementen su fe.
Introducción: al mirar las escrituras, vemos los
milagros y las sanidades hechas por Jesús; y a veces, nos preguntamos si esto
pudiera suceder por medio de nosotros también. Pues quiero recordarle que Jesús
dijo que aún cosas más grandes haríamos nosotros en su Nombre. El desea
sanarnos, más de lo que nosotros lo deseamos. ¡Lo que tenemos que hacer es
pedir!, como lo vemos en el siguiente pasaje bíblico.
Luc 5:12 Sucedió que estando él en una de las
ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el cual, viendo a Jesús, se
postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes
limpiarme.
Luc 5:13 Entonces, extendiendo él la mano, le tocó,
diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él.
El poder de Dios
estaba en Jesús para sanar y hacer milagros; de la misma forma que, por su favor y su gracia, ese poder esta
hoy en nosotros. Lo único que lo impide es que no le creemos lo suficiente como
para que se manifieste. Tampoco tenemos la perseverancia que se requiere para
alcanzar la sanidad o el milagro que deseamos, y que, de pos si, ya nos
pertenece. Jesús nunca dejo un caso sin esperanza. Hay esperanza para todo el
que puede creer, pues el andaba por fe y no por vista (como debemos andar
nosotros hoy). No nos deben importar las críticas, solo hacer lo que esté a
nuestro alcance para que la voluntad de Dios sea manifestada en nuestras vidas.
Veamos el siguiente caso:
Mar 3:3 Entonces dijo al hombre que tenía la mano
seca: Levántate y ponte en medio.
Mar 3:4 Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo[b]
hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban.
Mar 3:5 Entonces, mirándolos alrededor con enojo,
entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano.
Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana.
Como podemos ser
sanos?
La sanidad de
Dios puede ocurrir de muchas formas. Lo más
importante es tener fe en Dios para recibirla. Al leer el caso de la mujer de
flujo de sangre, podemos observar muchos detalles que nos harán reflexionar al
respecto.
Luc 8:43 Pero una mujer que padecía de flujo de sangre
desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por
ninguno había podido ser curada,.
Muchas veces,
acudimos a varias fuentes antes de ir a la que verdaderamente nos puede ofrecer
la sanidad; no es la intención decir que los médicos no sirven, claro que sí,
pero ellos trabajan con métodos de humana sabiduría, la cual tiene un punto límite
donde, muchas veces, tienen que reconocer que no hay nada más que puedan hacer.
Pero Dios tiene una infinita sabiduría y poder, lo cual nos permite obtener la
victoria sobre toda enfermedad.
Luc 8:44 se le acercó por detrás y tocó el borde de su
manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre.
Esta mujer tenía perseverancia y fe; pues, ¿usted se puede imaginar
llegar en esta condición y atravesar todo un tumulto de gente para llegar a
donde Jesús estaba? Obviamente, ella estaba perseverando porque tenía la fe
suficiente en que, si tocaba a Jesús iba a ser sanada.
Luc 8:45
Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos,
dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime,
y dices: ¿Quién es el que me ha tocado?
Luc 8:46 Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque
yo he conocido que ha salido poder de mí.
Cuando estamos
dispuestos a recibir la sanidad, el poder de Dios
es innegable para nosotros. La sanidad puede venir de cualquier forma, por
ejemplo: en medio de una predicación, cuando se alaba a Dios, por medio de una
persona, a través de la imposición de manos, a través de un objeto ungido,
entre nosotros. Pero, siempre debemos tener en cuenta que el que da la sanidad es Dios y no el medio que
El utilizo.
Luc 8:47 Entonces, cuando la mujer vio que no había
quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de
todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido
sanada.
En todo momento debemos dar gracias a Dios y testificar lo que Él
ha hecho en nuestras vidas. Después de que usted sea sanado, debe darle toda la gloria y la honra a Él
y nunca olvidar lo que hizo por usted.
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